28.2.10

Teoría Sociológica Moderna

*
Las negrillas, citas en bloque y separación de algunos párrafos son nuestros para efectos de estudio.

Tomado de:

http://www.fes-web.org/publicaciones/res/archivos/res04/14.pdf

Salvador Giner (coord.)
Teoría sociológica moderna
Barcelona, Ariel, 2003.


Los que tuvimos la suerte de leer su excelente Teoría social clásica (editada también por Ariel en 2001) hemos esperado de S. Giner con impaciencia e inusitado interés su prometida entrega sobre la teoría sociológica contemporánea. Desde su ya clásica obra Sociología (manual utilizado en muchos planes de estudios de nuestras facultades) hasta

El progreso de la conciencia sociológica (editado por Península en 1978, y para mí su mejor obra),

sabemos de la sabia acumulación de conocimientos que atesora este profesor de Sociología de la Universidad de Barcelona, referente y maestro hoy de muchas generaciones de sociólogos españoles, entre los que me cabe el honor de encontrarme. Cualquier obra de Giner suscita expectación entre los que seguimos su trabajo, pero hete aquí que nos sorprende ahora con un libro de Teoría sociológica moderna, en un momento en el que cabe preguntarse si hay lugar para otro libro más sobre un tema tan trillado como éste, un tema en el que abundan los manuales al uso por ser caldo de cultivo propicio para publicar las numerosas memorias de oposición que los opositores elaboran todos los años. ¿Qué aporta realmente el libro compilado por S. Giner?.

En mi opinión lo que aporta son dos cosas: ser un proyecto de libro colectivo y estar formado en su totalidad por trabajos de sociólogos españoles. Lo primero puede no ser novedoso, ya que hay infinidad de manuales de sociología constituidos por la conjunción de trabajos de diferentes autores; pero S. Giner ha tenido el acierto y la generosidad de invitar a sociólogos de diversas generaciones, que han hecho una lectura serena y madura de los distintos enfoques ofreciendo una obra que, salvo algunas deficiencias, lagunas e improvisaciones,compendia el grueso de la teoría sociológica contemporánea. La virtud de este libro frente a otros manuales escritos por un solo autor radica en que cada enfoque es analizado con profundidad, rigor y claridad expositiva por especialistas o sociólogos que, por formación o empatía teórico-metodológica, se sienten cercanos al enfoque elegido. El hecho de ser muchos de ellos sociólogos ya veteranos en estas lides, que, a buen seguro, han tratado una y mil veces con la materia sociológica que han escogido, nos permite encontrar en su trabajo un análisis sereno y destilado de los elementos que componen cada enfoque teórico, mostrándonos con apasionamiento el contexto en el que emerge y algunos de los datos biográficos de los personajes que contribuyeron a su génesis y desarrollo.

La segunda característica de esta obra (ser un proyecto formado en su totalidad por sociólogos españoles) dice mucho en favor de S. Giner, quien desde hace ya muchos años lleva adelante una especie de cruzada para que la sociología española gane autoestima y saque la cabeza dignamente en el contexto internacional sin perder sus raíces y singularidades.

LAS APORTACIONES Y LOGROS DE LA SOCIOLOGÍA

El libro se inicia con una primera parte que incluye dos excelentes trabajos sobre el lugar de la sociología en el mundo del conocimiento y la cultura contemporánea.

Emilio Lamo de Espinosa en su trabajo titulado «¿Para qué la ciencia social?» nos introduce en la problemática epistemológica de la sociología y analiza las condiciones sociales de la producción de datos sociológicos. La tesis de Lamo de Espinosa es que las sociedades contemporáneas, al hacerse más y más complejas, necesitan de forma perentoria ser analizadas por observadores externos para conocer las condiciones de su propia reproducción, y es ahí donde la sociología adquiere relevancia pública y le hace salir del mundo académico para sumergirse en la propia sociedad a la que estudia. De este modo, el lenguaje sociológico se populariza, dejando de ser lenguaje científico para convertirse en lenguaje ordinario, y la sociología acaba convirtiéndose en etnosociología.

En definitiva, ha cambiado el entorno en el que se desenvuelve la sociología, y ese cambio altera los parámetrosontológicos en que se desarrolla nuestra disciplina, hasta el punto que hoy los sociólogos producimos información que, al ser digerida por la sociedad, modifica la realidad que tratamos de captar.

S. Giner en su trabajo «El logro de la sociología» hace un balance de la presencia social de nuestra disciplina y concluye que la sociología, su modo de entender la vida y las cosas, es ya parte esencial del espíritu de nuestro tiempo. No obstante, señala que esta victoria es ambivalente, pues, si bien los sociólogos han contribuido a que conozcamos más y mejor cómo es y cómo funciona la sociedad en la que vivimos, ha generado el efecto perverso del sociologismo, es decir, de creer que todo lo que ocurre en el mundo puede y debe explicarse desde la sociología.

A diferencia de otras disciplinas científicas, es verdad que la sociología no ha sido capaz de establecer grandes leyes sociales, ni precisas regularidades históricas, ni ecuaciones que expliquen satisfactoriamente procesos sociales complejos, pero sí ha conseguido avanzar en el entendimiento de la sociedad, acumulando conocimiento objetivo.

LAS GRANDES CORRIENTES DE LA SOCIOLOGÍA MODERNA

El trabajo de Miguel Beltrán, titulado «Funcionalismo, estructuralismo y teoría de sistemas» y en el que aborda uno de los enfoques más relevantes de las ciencias sociales contemporáneas (denominado funcionalismo, estructuralismo o estructural funcionalismo), puede verse en el proyecto del libro como un capítulo

puente entre la teoría sociológica clásica y la moderna.

Adentrándose en las ideas sistémicas y funcionalistas presentes en autores clásicos (como Spencer, Durkheim y Pareto), el autor analiza la relevante aportación de la antropología (encarnada en autores como Radcliffe-Brown y Malinowski), para pasar más adelante a la monumental obra de Parsons, mostrando cómo el sociólogo norteamericano transita de lo estructural a lo funcional, del esquema de la acción social a los requisitos funcionales del sistema social.

El estructuralismo como movimiento intelectual surgido en Europa durante los años 60 del siglo XX es analizado por José A. Noguera en su artículo «El neoestructuralismo
sociológico».

Revisa, primero, la concepción estructural del lenguaje en Saussure y su influencia en la antropología (Levi-Strauss) y la sociología (Foucault), exponiendo en la parte final de su trabajo la influencia del estructuralismo en el pensamiento marxista (Althusser, Poulantzas o Godelier).

Joaquín Sempere analiza el «marxismo sociológico», señalando su importante aportación a las ciencias sociales (como la teoría de las clases sociales y la desigualdad o la teoría de la explotación, o términos como enajenación y alienación) y analizando algunas de sus más significativas derivaciones (como la teoría crítica de la Escuela de Frankfurt) o los esfuerzos renovadores desarrollados en los países del bloque soviético, mostrando también la penetración del pensamiento marxista en España de la mano de Manuel Sacristán.

Los intentos recientes por adaptar las teorías marxistas a las exigencias epistemológicas de las ciencias sociales modernas (basadas en el supuesto del individualismo metodológico) y que han dado lugar a la corriente denominada «marxismo analítico», es analizada en el capítulo de Daniel Raventós, quien muestra cómo esta corriente teórica apuesta, bajo la influencia de la teoría económica, por la elaboración de modelos (inspirados muchos de ellos en la teoría de juegos y la elección racional como el mejor modo de mejorar nuestro conocimiento sobre el funcionamiento de lassociedades complejas.

Teresa González de la Fé analiza dos enfoques teóricos de gran relevancia para el pensamiento social contemporáneo: el interaccionismo simbólico y la etnometodología, asumidos por muchos sociólogos norteamericanos como reacciones al predominio del funcionalismo en los años 40 y 50 y que luego se extendieron por la sociología europea en los años 70.

En lo que se refiere al primero de esos dos enfoques (el «interaccionismo simbólico») la autora realiza un exhaustivo recorrido por sus orígenes, encontrando sus raíces teóricas en el pragmatismo filosófico norteamericano, y en su asunción por Cooley, primero, y luego por Mead. Analiza la gran aportación de la Escuela de Chicago, donde autores como Blumer elaborarían un paradigma teórico alternativo al funcionalismo exponiendo la idea de la sociedad como un orden negociado entre individuos que interactúan y proponiendo una metodología fundamentalmente cualitativa que centra el punto de mira en el nivel micro.

En lo que respecta a la «etnometodología», González de la Fé señala que este enfoque puede verse como resultado del encuentro entre la sociología norteamericana y la fenomenología, gracias a la obra de Garfinkel, quien, en un diálogo crítico con la obra de Parsons, construye una crítica radical a la convencional sociología positivista, crítica más radical aún que el interaccionismo simbólico con el que puede vérsele cierto parentesco.

Esta segunda parte del libro se cierra con el análisis de la «teoría de la elección racional» y su influencia en la sociología, realizado por Fernando Aguiar, Henar Criado y Francisco Herreros.

Desmintiendo la opinión bastante común de que el enfoque de la acción racional es un asunto de los economistas que tiene difícil encaje en el pensamiento sociológico, los autores recurren a la obra de Weber para reivindicar la existencia de una tradición individualista en el método sociológico, señalando la construcción de la conducta individual como un tipo ideal basado en la racionalidad respecto a fines.

No obstante, señalan que el hecho de que en la sociología la racionalidad respecto a valores desempeñe un papel fundamental en la acción social conlleva la necesidad de que la teoría de la elección racional incluya todo lo relativo a las normas sociales si quiere obtener carta de naturaleza entre los sociólogos, siendo ésa precisamente la aportación de autores como Elster o Coleman.

ALGUNOS CAMPOS DE INDAGACIÓN SOCIOLÓGICA

La tercera parte del libro se dedica a presentar diversos campos de la investigación social moderna, mostrando sus hipótesis, hallazgos y constataciones.

Antonio Ariño analiza la dimensión simbólica de la vida social, que constituye hoy la base de lo que puede entenderse como una «sociología de la cultura».

Cristóbal Torres trata de la tradición sociológica que se ocupa de «la ciencia y el conocimiento científico», exponiendo una especie de decálogo de los principales hallazgos o principios fundamentales de esta especialidad.

La sociología de la comunicación y de los medios técnicos que produce la llamada «sociedad de la información» es analizada por Trinidad Bretones y Cándido Monzón, distinguiendo ambos campos como objeto de disciplinas cada vez más especializadas.

Los procesos de reestructuración de las sociedades industriales avanzadas ocupan el capítulo de Carlos Prieto, centrado en el análisis de los cambios experimentados en el ámbito del trabajo y de la disciplina sociológica encargada de estudiar este asunto (la «sociología del trabajo»).

Temas emergentes como el medio ambiente son el eje del análisis desarrollado por David Tábara, quien desentraña las claves de la «sociología ambiental» y postula su tránsito hacia una «sociología ecológica». A la hora de explicar las relaciones entre medio ambiente y sociedad, el autor rechaza la disputa entre realismo ecológico y constructivismo social y apuesta por una síntesis entrambas perspectivas.

Anna Alabart analiza los rasgos característicos de la «sociología urbana» planteando los diversos temas que componen hoy el programa de investigación de esta disciplina: el significado y sentido de la ciudad; los cambios en su estructura socio-territorial; las causas y efectos de las problemáticas urbanas; la teoría y la práctica de la planificación urbanística y la participación del sociólogo en este ámbito profesional.

Xavier Godás trata el tema de los «movimientos sociales» exponiendo las distintas teorías contemporáneas que dan cuenta de este fenómeno de acción colectiva: las teorías del comportamiento colectivo, el paradigma estratégico y la perspectiva de los nuevos movimientos sociales, añadiendo las más recientes aportaciones que dan cuenta de los llamados «novísimos» movimientos sociales (como los movimientos por la solidaridad o los de la antiglobalización).

Manuel Pérez Yruela y el propio Salvador Giner califican la sociedad contemporánea como «sociedad corporativa», fijando su atención en las corporaciones (sindicatos, asociaciones empresariales, partidos políticos,...) como formas de mediación de los conflictos sociales, canalizando la intermediación social y articulando la relación entre el Estado y la sociedad civil en el mundo contemporáneo.

Por último, Luis Moreno trata en dos capítulos la «dimensión política de las sociedades modernas» y las distintas teorías sobre la base ciudadana de las democracias y la componente asistencial del Estado del bienestar en el mundo de hoy.

MACROSOCIOLOGÍAY MODERNIDAD

En la cuarta parte del libro, Salvador Aguilar y Salvador Giner cubren el aspecto macrosociológico de la teoría sociológica en su esfuerzo por plantear hipótesis (plausibles y basadas en la síntesis de conocimientos empíricos) sobre la dinámica de la humanidad y el surgimiento de la modernidad, así como sobre la dirección que toma este proceso en la sociedad contemporánea.

Los autores señalan que este afán por entender y explicar la sociedad en su conjunto ha impregnado la tradición sociológica desde sus orígenes, si bien hoy la tendencia es a analizar cambios específicos y observables mediante una profunda renovación de los datos y enfoques sobre la secuencia evolutiva, introduciendo una visión plural del proceso modernizador.

José E. Rodríguez Ibáñez aborda en su trabajo la crítica que, desde la sociología, se ha hecho al propio proceso de modernización.

En su recorrido por el pensamiento crítico de la modernidad, el autor analiza las ideas de la sociedad masa (Mannheim, Ortega y Arendt), de la cosificación (aportada por el marxismo cultural de Lukács) y de la represión sexual (analizada desde el freudomarxismo de Reich), para adentrarse después en las contribuciones de la Escuela de Frankfurt (Horkheimer, Adorno, Marcuse y Benjamin).

La herencia de la primera generación de esta sociología crítica es recogida por Habermas, quien recrea el legado frankfurtiano para construir una ambiciosa obra que gira en torno a la dimensión comunicativa de la sociedad y que tiene innegables consecuencias ético-políticas al realizar una firme defensa del orden democrático en tanto ideal político y moral e incorporar ideas renovadoras (como la del patriotismo constitucional) o demandas de signo pacifista o ecologista (como las que emanan de los nuevos movimientos sociales). El trabajo de Rodríguez Ibáñez finaliza con una revisión de la sociología crítica en los albores del siglo XXI, mostrando sus posibles derivaciones en los esfuerzos de los sociólogos por encontrar categorías apropiadas para la situación que caracteriza hoy al mundo contemporáneo (mundialización económica, expansión sin límites de las telecomunicaciones, revolución informática, crisis de las grandes ideologías,...). En definitiva, estamos ante un brillante proyecto colectivo cuyo alcance no debieraverse empañado por algunas deficiencias observadas en la edición y que tal vez sean fruto de las angustias finales en el cierre de este tipo de proyectos editoriales. Así, se observan improvisaciones formales fácilmente subsanables en futuras ediciones (como la de homogeneizar las secciones bibliográficas, claramente descompensadas de unos trabajos a otros), extensiones excesivas en algunos capítulos (como los del interaccionismo simbólico y la etnometodología), añadidos innecesarios en otros (como la sección de la renta básica en el capítulo del marxismo analítico) y diversas lagunas (como la ya comentada de la sociología rural) y repeticiones de difícil justificación (como el doble tratamiento que se hace de la teoría de la sociedad masa o de la sociología crítica frankfurtiana).

Salvador Giner ha reunido en esta obra un excelente conjunto de sociólogos españoles de diversas generaciones. Aunque la designación de los temas y autores siempre suele ser un asunto opinable (pues, toda selección comporta exclusiones), en este caso, y después de una lectura reposada de los distintos textos, puede decirse que todos los incluidos dan brillo al proyecto (bien es cierto que unos trabajos más que otros), ofreciendo un material de gran utilidad para profesores y alumnos de las facultades de sociología y para toda persona que con curiosidad desee acercarse a lo que dicen los sociólogos sobre la sociedad contemporánea.

Con obras como ésta se dignifica la profesión de sociólogo,

mostrando que, detrás de sus juicios aparentemente cargados de obviedad, hay un refinado aparato conceptual y una valiosa acumulación de conocimiento serio y riguroso.

EDUARDO MOYANO ESTRADA
IESA-CSIC, Córdoba

RES nº 4 (2004) pp. 293-298
*

22.2.10

La Democracia en América

*
Las negrillas, cursivas, citas en bloque, separación y supresión de algunos párrafos son nuestros para efectos de estudio.

La democracia en América
De Wikipedia, la enciclopedia libre

Alexis de Tocqueville, autor de La democracia en América.La democracia en América (cuyo título original en francés es De la démocratie en Amérique) es un texto clásico del pensador, político, jurista e historiador francés Alexis de Tocqueville (1805-1859) sobre la democracia en América, en particular sobre los Estados Unidos, en el que el autor analiza los puntos fuertes y débiles de ese país. Fue publicado en dos partes: la primera, en 1835, y la segunda en 1840. Si bien la traducción al inglés es literalmente On Democracy in America, la obra se conoce normalmente en ese idioma por Democracy in America.

El viaje de Tocqueville a América

En 1831 Alexis de Tocqueville y Gustave de Beaumont, ambos franceses, fueron enviados por el gobierno galo para analizar el sistema penitenciario norteamericano. Llegados a Nueva York en mayo, pasaron nueve meses viajando a través del país, observando no solamente las prisiones sino muchos otros aspectos de la sociedad norteamericana, como la economía y la política. También pasan una temporada en Canadá, en concreto el verano de 1831, tanto en el Bajo Canadá como en el Alto Canadá -provincias que luego se convertirían en Quebec y Ontario-.

Tras haber retornado a Francia en febrero de 1832, ambos redactaron el informe de 1833 sobre el sistema carcelario norteamericano titulado Du système pénitentaire aux États-Unis et de son application en France (Del sistema carcelario de los Estados Unidos y su aplicación en Francia). Beaumont escribió enseguida una novela sobre las relaciones raciales en el país norteamericano. En cambio, Tocqueville, que estaba fascinado por la política americana, escribió un análisis político y social, La démocratie en Amérique. La última obra sería la más influyente de las dos.

Contenido

La democracia en América es sobre todo un análisis sobre la democracia representativa republicana, y las razones por las que había tenido tanto éxito en los Estados Unidos, habiendo fracasado sin embargo en los restantes países de América.

La obra se divide en dos tomos distintos, publicados de manera independiente. En la introducción al primero el autor afirma que renuncia a escribir un segundo tomo (algo que evidentemente, no cumplirá). Más que por la fecha de su publicación, ambas partes se diferencian por la temática que tratan.

El primero versa sobre el impulso que el movimiento democrático (que es una transformación social, antes de concretarse en las instituciones políticas) da a la forma de gobierno, a las leyes y a la vida política, es decir, a la democracia como estructura política.

El segundo tomo trata sobre la influencia que la democracia (esta vez como transformación social y como régimen político al mismo tiempo) ejerce sobre la sociedad civil, es decir, sobre las costumbres, las ideas y la vida intelectual.

En síntesis, el primer tomo es más político, y el segundo más sociológico.

Tocqueville especula sobre el futuro de la democracia estadounidense y sobre los peligros potenciales "para la democracia" y "de la democracia". Escribe que la democracia encierra el peligro de degenerar en lo que él describe como despotismo suavizado. Observa también que el único papel que puede desempeñar la religión es el de su separación del gobierno, aceptando un laicismo que conviene a ambas partes.

Importancia

La democracia en América tuvo numerosas ediciones a los largo del siglo XIX, alcanzando fama de manera inmediata, tanto en Europa como en Estados Unidos, y

consagrándose en el siglo XX como un clásico de la ciencia política, la sociología y la historia.

Esta obra de Tocqueville ha sido aclamada por predecir varios acontecimientos que finalmente tuvieron lugar:

en ella se predecía la abolición de la esclavitud,

o que se produciría un desgarramiento del país en forma de guerra civil.

Predijo el surgimiento de dos superpotencias mundiales, Rusia y los Estados Unidos,

así como el equilibrio bipolar (lo que hoy se conoce como guerra fría).

También advirtió contra la tiranía de las mayorías,

el despotismo popular,

la violencia partidista y

la subordinación de los más capaces a los prejuicios de los ignorantes,

así como la ausencia de libertad intelectual y

la degradación de la administración pública,

la decadencia de la asistencia social,

la educación o las bellas artes.

Que tales cosas hayan ocurrido o no es hoy en día discutible.

La obra ha sido criticada recientemente por ciertas lagunas: el autor no menciona la pobreza de las grandes ciudades, si bien se puede argumentar que en tiempos de Tocqueville (los años 30 del siglo XIX) la pobreza no era percibida de la misma manera que en épocas posteriores.

(...)

Obtenido de "http://es.wikipedia.org/wiki/La_democracia_en_Am%C3%A9rica"

(...)
*

18.2.10

Veblen, nota biográfica

*
Las negrillas, separación y supresión de algunos párrafos son nuestros para efectos de estudio.

Tomado de:

http://www.eumed.net/cursecon/economistas/Veblen.htm

Thorstein B. Veblen (1857-1929)

Principal figura de la escuela del Institucionalismo Americano, Thorstein Bunde Veblen fue un filósofo, sociólogo y economista altamente controvertido.

Nació en Wisconsin de padres de origen noruego. Estudia en el Carleton College y las universidades John Hopkins, Cornell y Yale, en la que obtiene el doctorado en 1884. Veblen trabaja en las universidades de Chicago (de donde será expulsado por mantener relaciones sexuales con alumnas), Stanford (de la que le fuerzan a irse por su actitud crítica hacia los hombres de negocio) y Missouri, sin que en ningún caso puede superar el nivel de profesor auxiliar. Fuertemente crítico con el "stablishment", fue elegido, sin embargo por sus colegas de profesión para la presidencia de la American Economic Association.

(...)

Obras

"Kant's Critique of Judgement", 1884, Journal of Speculative Philosophy
"Some Neglected Points in the Theory of Socialism", 1891, Annals of AAPSS
"Bohm-Bawerk's Definition of Capital and the Source of Wages" , 1892, QJE.
"The Overproduction Fallacy", 1892, QJE
"The Food Supply and the Price of Wheat", 1893, JPE
"The Army of the Commonweal", 1894, JPE
"The Economic Theory of Women's Dress", 1894, Popular Science Monthly
"Review of Karl Marx's Poverty of Philosophy", 1896, JPE
"Review of Werner Sombart's Socializmus", 1897, JPE
"Review of Gustav Schmoller's Uber einige Grundfragen der Socialpolitik", 1898, JPE
"Review of Turgot's Reflections", 1898, JPE
"Why is Economics Not an Evolutionary Science?" , 1898, QJE.
"The Beginnings of Ownership" , 1898, American Journal of Sociology .
"The Instinct of Workmanship and the Irksomeness of Labor" , 1898, American Journal of Sociology . (copy)
"The Barbarian Status of Women" , 1898, American Journal of Sociology .
The Theory of the Leisure Class: an economic study of institutions, 1899 - Copy (1) ; (2)
"The Preconceptions of Economic Science", Part 1 (1899),Part 2 (1899) , Part 3 (1900), QJE;
"Industrial and Pecuniary Employments", 1901, Publications of the AEA
"Gustav Schmoller's Economics", 1901, QJE
"Arts and Crafts", 1902, JPE
"Review of Werner Sombart's Der moderne Kapitalismus", 1903, JPE
"Review of J.A. Hobson's Imperialism", 1903, JPE
"An Early Experiment in Trusts", 1904, JPE
"Review of Adam Smith's Wealth of Nations", 1904, JPE
Theory of Business Enterprise , 1904 - Copy (1), (2)
"Credit and Prices", 1905, JPE
"The Place of Science in Modern Civilization", 1906, American J of Sociology
"Professor Clark's Economics", 1906, QJE
"The Socialist Economics of Karl Marx and His Followers", Part 1 (1906), Part 2 (1907), QJE
"Fisher's Capital and Income" , 1907, Political Science Quarterly .
"The Evolution of the Scientific Point of View", 1908, University of California Chronicle
"On the Nature of Capital", 1908, QJE
"Fisher's Rate of Interest" , 1909, Political Science Quarterly .
"The Limitations of Marginal Utility" , 1909, JPE.
"Christian Morals and the Competitive System", 1910, International J of Ethics
"The Mutation Theory and the Blond Race", 1913, Journal of Race Development
"The Blond Race and the Aryan Culture", 1913, Univ of Missouri Bulletin
The Instincts of Worksmanship and the State of the Industrial Arts, 1914.
"The Opportunity of Japan", 1915, J of Race Development
Imperial Germany and the Industrial Revolution, 1915.
An Inquiry into the Nature of Peace and the Terms of its Perpetuation, 1917.
"On the General Principles of a Policy of Reconstruction", 1918, J of the National Institute of Social Sciences
"Passing of National Frontiers", 1918, Dial
"Menial Servants during the Period of War", 1918, Public
"Farm Labor for the Period of War", 1918, Public
"The War and Higher Learning", 1918, Dial
"The Modern Point of View and the New Order", 1918, Dial
The Higher Learning In America: A Memorandum On the Conduct of Universities By Business Men , 1918 - (1) .
The Vested Interests and the Common Man , 1919
"The Intellectual Pre-Eminence of Jews in Modern Europe", 1919, Political Science Quart
"On the Nature and Uses of Sabotage", 1919, Dial
"Bolshevism is a Menace to the Vested Interests", 1919, Dial
"Peace", 1919, Dial
"The Captains of Finance and the Engineers", 1919, Dial
"The Industrial System and the Captains of Industry", 1919, Dial
The Place of Science in Modern Civilization and other essays, 1919.
"Review of J.M.Keynes's Economic Consequences of the Peace , 1920, Political Science Quarterly
The Engineers and the Price System, 1921. (PDF version)
Absentee Ownership and Business Enterprise in Recent Times: the case of America, 1923.
"Economic theory in the Calculable Future", 1925, AER
Essays in Our Changing Order, 1927.
*

17.2.10

Sociología Criminal

*
Las negrillas, citas en bloque y separación de algunos párrafos son nuestros para efectos de estudio.

Para nosotros, la Sociología Criminal es la rama de la Sociología que estudia el crimen y consecuentemente al criminal como un hecho social. En el tratamiento del problema de la criminalidad, existen medidas sociales de implementación inmediata, que normalmente son las represivas y las mediatas, que normalmente son las persuasivas. Las primeras tienen un contenido policial y probablemente militar cuando la criminilidad tiene forma de epidemia o pandemia social. Las segundad tienen un contenido económico y de movilidad social que genera estabilidad material y consecuentemente estabilidad espiritual. Los planes policiales solamente son eficaces en el mediano y largo plazo y también, en muchas ocasiones en el corto plazo, solamente si van vinculados a un efectivo plan de desarrollo económico y social.


Tomado de:

http://www.elprisma.com/apuntes/curso.asp?id=4965

Sociología Criminal
Por: Plutarco González
Universidad Abierta

Contenido
1. Presentación
2. Definición y concepto de Sociología
3. Consideraciones sobre Sociología Criminal
4. Endógenos y exógenos
5. Breve comentario de la familia
6. Resumen
7. Bibliografía

1. Presentación.

Desde el momento mismo del nacimiento,

nuestros padres juegan un papel importantísimo en la formación de nuestras vidas ante la sociedad, pues se carece de un criterio propio en los primeros años de la existencia, esto aunado a otros factores externos como son los de orden económico y social.

Este camino que de por sí es verdaderamente sinuoso, hay que recorrerlo con el apoyo incondicional de nuestros padres, contando además con un verdadero sentido de vocación que desde pequeños nos motive para lograr la elección de la profesión adecuada.

Tuve la oportunidad de estudiar una de las carreras universitarias mas interesantes y de enorme trascendencia social,

porque el Derecho nos proporciona armonía y convivencia apegándonos siempre a los valores morales y de justicia;

Por si esto fuera poco lo hice en una universidad en la cual estos valores son remarcados de manera sistemática, con lo cual nuestra formación profesional tiende a una excelencia que nos llena de orgullo y agradecimiento a nuestra amadísima institución.

Este trabajo trata de llevar a cabo un estudio respetuoso sobre sociología criminal, pretendiendo ser considerado no sólo como un testimonio veraz de lo que ocurre con las víctimas del medio social, sino como un estudio que pretende señalar los defectos y poner de conocimiento hechos que de mantenerse, podrían llevarla fácilmente a la corrupción y a la destrucción de su propia personalidad, al trauma psíquico, a la destrucción familiar o a la muerte violenta, todo esto con repercusión en la colectividad.

El problema aparece vinculado generalmente a problemas desde la misma infancia del individuo, conocer este peligro representa, si se detecta a tiempo, la posibilidad de eliminarlo.

Esta conclusión puede aplicarse en general a todos los delitos; la valorización de que han sido objeto estos delitos, ha sido variable a través de todas las épocas.

Sus valores y restricciones se hayan estrechamente vinculados a las condiciones de vida.

Este trabajo que con toda humildad he pretendido realizar con el fin de cumplir un deber de tesis necesaria para el examen profesional, no va mas allá de la sencillez que de quien esto escribe, pues si quien lo hace profesionalmente está expuesto a la crítica severa de sus lectores, quien lo hace como yo, como una obligación académica, lleno de nerviosismo espera la indulgencia de los que amablemente se sirvan leerlo y cuestionarlo.

2. Definición y concepto de Sociología

Son muchas las definiciones que se han ensayado con el objeto de delimitar el concepto de Sociología: Littré, la define como la “ciencia del desarrollo de las sociedades humanas”.

Max Weber, como una ciencia que se propone entender el obrar social interpretando su sentido. Bouman la define como la “ciencia de la vida humana tal como se desarrolla en grupos u otras referencias sociales”; otros autores la denominan sencillamente “ciencia de la sociedad” o “ciencia de las sociedades”. Augusto Comte, su creador, la ideó a la manera de una “física social”, que se encarga del estudio de las entidades sociales, de las sociedades humanas tal y como son, pero no como debieran ser, esto es, prescindiendo de todo juicio de índole normativo o axiológico, a la manera de las ciencias naturales, causales explicativas, que se caracterizan por el empleo del método denominado “positivo”. Quiere esto decir que la Sociología no pretende encauzar en forma alguna la vida de las sociedades, sino realizar el estudio ordenado, sistemático, científico, de los fenómenos sociales - de los cuales el delito es sin duda el más grave e inquietante - de la misma manera que la física se encarga de estudiar la mecánica de los cuerpos, y la química las combinaciones y reacciones de las substancias.

3. Consideraciones sobre Sociología Criminal

La sociología criminal es una ciencia todavía en gestación; todos los ilustres sociólogos han expuesto hasta atrevidas teorías pero todas ellas tienen un fondo de incertidumbre, sobre todo cuando tratan de enumerar las verdaderas causas de la criminalidad. Algunos autores sostienen que en el acto criminal entran un complejo de factores algunas veces difíciles de determinar.

Otros como Lombroso dicen que la causa del acto criminal está constituida por las condiciones anómalas del criminal; para Maxwel, esa causa consiste en dos elementos: individuo y sociedad, otros sostienen que es la falta del libre arbitrio, y por último, hay quienes digan que las únicas causas de la criminalidad están constituidas por la suma de las tres categorías de factores estudiados.

Manzini nos dice que la

“Sociología Criminal es la ciencia descriptiva que realiza la historia natural de la delincuencia”.

“En su rama biosociológica, la Sociología Criminal estudia los caracteres individuales del delincuente, con el fin de determinar las causas del delito y su grado de temibilidad social; en su rama jurídica, estudia la legislación preventiva y represiva de la delincuencia”.

Según su fundador, Enrico Ferri, la sociología criminal es una ciencia de observación positiva que, fundándose en la antropología, la psicología y la estadística criminal, así como el Derecho Penal y los estudios penitenciarios, llega a ser la ciencia sintética de los delitos y las penas.

La sociología criminal no estudia el problema de la criminalidad más que en uno de sus muchos aspectos.

Se ocupa sólo de la relación que existe entre el autor del delito, como sujeto activo, con la sociedad.

Estudia el acto delictuoso como un acto puramente objetivo. Las condiciones internas que motivan el hecho, y la manifestación de la voluntad, son del resorte de otra ciencia, la Psicología Criminal, importante auxiliar de las demás ciencias que con el problema que venimos estudiando se relacionan.

La sociología criminal se diferencia de la sociología general en que, mientras la primera se ocupa únicamente del fenómeno de la criminalidad, la segunda estudia todos los fenómenos en general que influyen y modifican el desarrollo y progreso evolutivo del organismo social.

La infracción es un término que significa la violación de una ley o de un precepto de la autoridad, por lo que se incurre en una sanción penal.

La sociología criminal se auxilia de las siguientes ciencias para poder cumplir bien su cometido: de la Antropología Criminal, Etnografía, Psicología Criminal, Psiquiatría, Neurología; en fin, de la Estadística Criminal, base ordinaria y eficaz de todas las observaciones sociológicas.

Arguye Ferri que la sociología criminal es una ciencia positivamente de observación, realista.

La considera como síntesis y fundamento de las ciencias anteriormente enumeradas y aún del Derecho Penal.

Es decir, constituye una ciencia en la que se resumen el delito, el delincuente y la pena. Al asentar la etiología de la criminalidad otorgándoles toda importancia al influjo de los factores antropológicos, físicos y sociales, rechaza la teoría del libre albedrío como base del derecho penal, y, al proclamar que el delincuente es un ser anormal física y psíquicamente, sugiere las bases de la responsabilidad social.

Por último Ferri, elabora una clasificación de los delincuentes desde el punto de vista de su constitución física, más bien de sus funciones orgánicas y psíquicas. Cree que el tipo del criminal nato es característico que el criminal habitual encuentra en el media social las circunstancias propicias que accionan sobre su anormalidad para llegar a la comisión del acto delictuoso,

como el loco y el congénito, que carecen del sentimiento social y moral.

Asegura también que los delincuentes pasionales y por ocasión, se caracterizan por su escaso dominio para evitar en determinado momento la realización de un delito.

Quien delinque, dice Ferri, lo hace presa de una anormalidad ya congénita o adquirida.

Rafael Garófalo también considera que la criminalidad tiene su gestión en el ambiente social y en contribución a las condiciones naturales del individuo, por lo que toda misión represiva del delito debe tener muy en cuenta que la criminalidad es un fenómeno social, debiéndose estimar y considerar de extraordinaria importancia los datos que los estudios antropológicos, físicos y sociales proporcionen.

Buscar las causas que originen el delito es la misión de la Criminología, síntesis de la ciencia del delincuente y de la ciencia de la sociedad en relación con el delito.

Aspecto social de la criminalidad

Maxwel hace un ligero resumen sobre el aspecto social de la criminalidad, en su obra “El Crimen y la Sociedad”. El carácter esencial de todo acto criminal dice, es el de ser definido por la ley escrita o consuetudinaria y el de tener señalada una sanción represiva. Este carácter no es absoluto, sino relativo, pues varía de acuerdo con las costumbres que profese cada sociedad. Los actos que antiguamente se castigaban con la pena de muerte, hoy no se castigan, y al contrario, actos que anteriormente no se castigaban, hoy se castigan con penas demasiado severas.

La noción de la criminalidad de un acto, depende del juicio que se haya formado la mayoría de los miembros del grupo social, acerca del acto que se ha reputado como criminoso; la opinión de la mayoría es un término medio y corresponde a las ideas y sentimientos aceptados por la mayor parte de los ciudadanos. Toda idea o acto contrario a esa opinión son considerados como punibles y, por consiguiente, criminales. Pero todo depende de haberse expresado la idea o cumplido el acto. La concepción de la criminalidad es esencialmente relativa, y su realidad está en relación con cada una de las sociedades existentes y con el grado de evolución de las mismas.

Como consecuencia de lo anteriormente expuesto, es fácil concluir que la concepción de la criminalidad no puede tener una uniformidad variable, su uniformidad es apenas aparente y sus elementos esencialmente variables como todo ser viviente, están sometidas a la benéfica ley de la evolución. La evolución en una sociedad se manifiesta de diferentes maneras: ella prepara a veces la modificación de ciertos caracteres étnicos y la acción de condiciones comunes dotadas de energía sobre la plasticidad de los seres. Este hecho es más fácil de observar que el de la evolución intelectual mucho más importante desde el punto de vista criminológico. El cambio rápido y sorprendente que algunas veces se lleva a cabo en los sentimientos e ideas de un pueblo, es un fenómeno de observación fácil, permanece como indeleblemente grabado sobre las ideas que ese mismo pueblo se ha formado acerca de la criminalidad. Estas modificaciones en la conciencia pública, tienen como resultado trascendental, elevar ciertos actos a la categoría de criminosos, como también el de dar ese carácter a otros actos que, hasta cierto tiempo, habían permanecido como indiferentes a la luz de la justicia.

En un movimiento incesante, la opinión pública se encarga de clasificar y desclasificar las infracciones, y llega muchas veces hasta inventar nuevos delitos; si nosotros llamamos progreso este movimiento, este intento de cambiar las costumbres existentes, sin prejuzgar si estas designaciones son verdaderas de una manera absoluta, tenemos que reconocer necesariamente en la aparente uniformidad de la criminalidad en una época y en una sociedad determinada, dos elementos bien diferentes el uno corresponde a aquellas infracciones a las que el progreso conservará su naturaleza criminal, y el otro, a aquellas que, por el progreso, pierden la citada naturaleza. Se pueden citar ciertos actos que teniendo en cuenta el lugar, tiempo y época fueron actos de marcado carácter criminoso y que el tiempo los ha tomado en grandes virtudes. Sócrates quien fue un criminal a los ojos de los jueces Atenienses y condenado a tomar la cicuta, ha permanecido en la historia como un modelo de virtudes. Otro ejemplo lo encontramos en Galileo, condenado a retractarse por lo que había escrito acerca del movimiento de la Tierra. El fenómeno inverso se observa en la reprobación del poder social al delito criminoso, el cual es más terrible hoy que en épocas anteriores.

En realidad, la noción del acto de carácter criminal es contingente y relativa. Garófalo trata de establecer el delito natural y lo define en relación con la piedad y la probidad, porque, por la evolución, estos sentimientos se vuelven criminales y es preciso que ellos hieran, no sólo la parte superior y más noble de los demás sentimientos, sino aún, en la proporción misma y en el aprecio de que gozan dentro de la misma comunidad, ya que esto es indispensable para la adaptación del individuo en la sociedad.

La criminalidad según algunos autores, puede definirse, como el mayor o menor grado de nocividad que sobre un acto se forme juiciosamente, la mayoría consciente, de un conglomerado social.

Delmas y Boll dice: “El perverso en toda ocasión pretende burlar las leyes o violarlas, su mayor placer está en hacer el mayor daño posible, en destruir cuanto encuentra a su paso, y en inducir a todos los que le rodean a sus tendencias criminales”.

La criminalidad, entendiendo por tal concepto la infracción de la ley penal, se nos revela como un fenómeno de la naturaleza social, en el sentido de ser el fruto de la vida en sociedad, pues el hombre en el estado de aislamiento absoluto, no podría llegar a ser un criminal, pues el individuo en estas condiciones gozará de derechos absolutos sin deberes correlativos, y su conducta no podría ser considerada ni social ni antisocial. La voluntad del individuo criminal pierde el sentimiento de la solidaridad y se coloca en franca rebeldía contra esa voluntad colectiva expresada por medio de una ley, un hábito o una costumbre.

¿Estando en el más completo aislamiento, puede el peor de los criminales cometer un asesinato? Seguramente que no, pues para que exista el delito es menester la presencia de un agresor y una víctima.

“Julio Verne en su novela ‘la Isla Misteriosa’, nos relata que Ayrton, criminal escapado de Norfolk y pirata, una vez que fue descubierta su identidad se le amenazó con entregarlo a las autoridades inglesas, pero el prefirió ser abandonado en una isla desierta del Pacifico, donde jamás volvería a tener tratos con los hombres. Vivió en su aislamiento doce años aquel criminal, naturalmente sin cometer un solo delito. ¿A quién podía lesionar injustamente, si vivía en el más completo aislamiento?. En cuanto vio a Albert uno de los componentes de la expedición que iba a rescatarle, pretendió darle muerte”.

Por todo lo hasta aquí expuesto, es un hecho innegable que el crimen, social en su origen, se torna antisocial en sus consecuencias.

En la criminalidad podemos observar un verdadero conflicto de voluntades: de un lado, la voluntad perversa del hombre delincuente, siempre dispuesto a atentar contra la vida, honra y bienes de sus conciudadanos, y de otro lado, la voluntad de la colectividad, siempre alerta a defender no sólo el patrimonio económico sino también el patrimonio moral de todos los elementos que la constituyen.

La infracción es, pues, el producto de dos factores: factor individuo y factor sociedad. Cada uno de estos factores tiene una acción propia y caracterizada en la evolución y producción del fenómeno sociológico y criminal.

4. Endógenos y exógenos

Para facilitar el manejo de esta terminología y dejar establecida la mutabilidad de los factores preparatorios o preparantes como de los promotores y desencadenantes, construiremos una situación hipotética: Supongamos el caso de un individuo heredosifilítico; como es bien sabido esta enfermedad contribuye a las degeneraciones orgánicas y mentales, las cuales pueden ser evolutivas; favorables o negativas, en este último caso sin embargo, pueden no ocasionar alienación (predisponente genérico); con el desarrollo de un niño de este tipo se advierten anormalidades del carácter las cuales, son sumamente variables y por sólo mencionar algunas de ellas: hipermotividad, autismo, distimia y psicosis según sea el caso, que son propiamente ya un predisponente específico; continuemos con nuestra hipotética abstracción siempre enfocada al ángulo del crimen, y supongamos que este niño amén de las anormalidades de tipo orgánico y mental que padece se desarrolla en un medio negativo de bajos o nulos valores morales; con familia paupérrima, disgregada y con marcada anomia, etc.: la fase anterior puede verse agravada por desocupación, pandillerismo, alcoholismo o drogadicción (preparantes o secundarios).

Bajo esta situación particular, ante determinados estímulos (que son los que fungen como desencadenantes), se obtiene la respuesta distinta a la que daría una persona “normal” ante determinadas situaciones; por ejemplo: para allegarse medios fáciles y conseguir el alcohol o la droga se ofrecen varios caminos;

el del robo o el fraude según sea el caso, el lenocinio o corrupción de los menores, el de mendicidad la cual en sí no constituye delito (por lo menos en lo que toca a nuestra legislación), pero que en un momento determinado y ante la esterilidad de sus intentos, puede sustituir por el asalto o por la agresión que lo conduzca a la lesión o al mismo homicidio.

Como hemos podido advertirlo en esta hipótesis un tanto forzada, elaborada o como se acostumbra decir “de laboratorio”, el factor constitucional y la complicidad del medio habrían engendrado un criminal más.

Así hemos podido advertir también que los factores son mutables según el caso de que se trate; solamente los factores predisponentes son constantes ya que son los factores endógenos, internos, individuales, constitucionales, orgánicos por excelencia.

Por eso es importante este estudio de la violación, por los análisis anteriores.

5. Breve comentario de la familia

Una visión sociológica de la familia ha de contribuir necesariamente al enfoque de los problemas que tiene planteados.

En primer lugar hemos de considerar que la familia es una institución natural; nace de manera espontánea donde quiera que haya hombres. No espera para aparecer a que el Estado le asigne un estatuto jurídico. En un principio, en la mayoría de las sociedades la familia existía sin intervención alguna del Estado y se regía tan sólo por las costumbres tradicionales.

Hemos de tener en cuenta que mucho antes de que las sociedades civiles se construyeran, y que el Estado y los gobiernos se identificasen con la vida de la humanidad, los hombres se reunieron en sociedad, en pequeños grupos, constituyendo la familia, como embrión de toda norma social. Esta primaria significación, es puesta de manifiesto por la doctrina dominante cuando señala que: “La familia en todos los tiempos ha sido y es la verdadera célula de la sociedad y piedra angular del ordenamiento social; no sólo porque constituye un grupo natural e irreductible, que tiene por especial misión la de asegurar la reproducción o integridad de la vida humana, sino porque,

además en su seno se forman y desarrollan los sentimientos de solidaridad, tendencias altruistas y virtudes que ha desempeñado un papel importante formativo del hombre, en orden a su ulterior desarrollo ultrafamiliar, en el ámbito social.

Hacemos este comentario porque indiscutiblemente la familia tiene unas funciones indispensables para el desarrollo armónico de las personas humanas que se pueden manifestar desde múltiples puntos de vista. Incluso en el campo de la mujer, no puede dejar de reconocerse que, desde el punto de vista simplemente biológico lo mismo que desde el punto de vista psicológico, la familia es indispensable para el desarrollo del ser humano.

Las investigaciones efectuadas en materia de delincuencia demuestran ampliamente como el sentimiento de inseguridad, consecuencia de la falta o insuficiencia en la vigilancia afectiva de la primera infancia, es un potente factor determinante en el individuo.

Las estadísticas y también las investigaciones sociológicas han puesto de relieve la influencia del ambiente familiar en la delincuencia juvenil como el factor primordial de ésta tiene su base en la inestabilidad familiar y de ahí es donde proviene este tipo de delito (violación) que es el tema que nos ocupa.

La familia como un grupo sociológico y en consonancia con la gran importancia funcional que tiene para el Estado y la sociedad, ha sufrido en el transcurso de los últimos siglos un cambio estructural de gran importancia.

El hombre, en contra posición al animal, cuando se encuentra en presencia de un fin, abstrae de las cosas que conoce, el carácter común de medios para conseguirla y aún, entre los medios mismos atrae y elige aquellos más eficaces para alcanzar el fin propuesto.

Este es el fin que persigue la humanidad.

El fin para ser tal, debe ser alcanzable mediante el concurso de la comunidad, y se necesita además, que exista para alcanzar el mencionado fin, una voluntad común que quiera los medios que mejor conduzcan a él.

Esto es, lo que constituye la razón de que la sociedad exista.

La naturaleza misma de la personalidad humana, las propiedades intrínsecas del ser racional, como animal social que es, al decir de Arist6teles, exigen e imponen al hombre como ley ineludible y natural, el hecho de vivir en sociedad.

Augusto Comte estableció claramente la naturaleza social del hombre.

“El conglomerado social no tiene por base al individuo sino a la familia, pues toda célula tiene que ser homogénea con el organismo del cual forma parte. El individuo no puede ser el embrión de la sociedad. Este es la familia”.

Al respecto, Leopoldo Baeza y Aceves afirma que el creador de la palabra sociología y pontífice del positivismo (desconoció las investigaciones sociológicas modernas que han demostrado que no es la familia el punto de partida de la evolución social, sino que cuando la humanidad ha llegado a la organización familiar es porque ha recorrido ya otras muchas etapas que revelan un mayor atraso en su organización colectiva). Pero sea cual fuere la primera de las formas de la convivencia humana es hoy verdad aceptada por los sociólogos más distinguidos que la naturaleza del hombre es eminentemente social; es decir, que desde que el hombre aparece sobre la faz de la tierra, aparece ya en el seno de alguna sociedad por rudimentaria que quiera suponerse. La existencia del hombre aislado es hoy en el mundo moderno, una de tantos mitos olvidados por la ciencia.

Así pues, considerando a la familia como la sociedad más antigua, y la única natural, se infiere

la existencia de derechos y obligaciones mutuos, que no le fueron otorgados por poder extraño alguno, sino que se deben a la misma naturaleza.

Es evidente que la familia no podrá por sí sola satisfacer las necesidades de la persona humana; la sociedad capaz de satisfacer esas necesidades es la sociedad civil, ya que es la única que puede disponer de los elementos necesarios para cumplir satisfactoriamente su cometido.

Es este un elemento tan indispensable para la existencia del Derecho social, como lo es de las otras ciencias sociales, y que tiene además dos consecuencias trascendentales: la primera consiste en que la sociedad distingue al hombre del animal, y la segunda en que la sociabilidad es indispensable para alcanzar los fines de la vida humana. Fines que al nacer de los pueblos emprenden fatigosa marcha a través de las edades, por alcanzar un puesto preferente en el gran concierto de la sociabilidad humana, fines que van adquiriendo como dijera José Manuel Puig Casauranc, aspectos sucesivos al atravesar fases evolutivas diversas y marcando cada etapa que recorren con señales indelebles, de barbarie unas, de progreso otras. Y estas señales, que como un legado fatal trasmiten los pueblos a la historia que los ha de juzgar, son en todos los casos, bajo formas múltiples, manifestaciones de un estado social, de una intelectualidad y de un nivel moral.

6. Resumen

Sociología Criminológica

Antes de definir la Sociología, quisiera señalar que ésta no pretende de ninguna manera servir de guía, ni mucho menos dirigir la vida de las sociedades, sino que su función se limita a realizar un estudio ordenado y científico del desarrollo de dichas sociedades, en las cuales, el delito es parte fundamental.

Concluyo esto, tomando en cuenta a varios tratadistas que de manera general definen a la sociología como la ciencia del desarrollo de las sociedades humanas. Esta aplicada al concepto de sociedad criminal, sería “la ciencia descriptiva que realiza el estudio de la historia natural de la delincuencia”, esto es, que estudia los caracteres individuales del delincuente con el fin de determinar las causas del delito y su grado de temibilidad social.

Según Enrico Ferri, la sociología criminal es una ciencia de observación positiva que, fundamentándose en la Antropología, la Psicología, la Estadística Criminal, el Derecho Penal y los estudios penitenciarios, llega a ser la ciencia sintética de los delitos y las penas.

Aquí cabría diferenciar la Sociología general de la Sociología criminal, pues en tanto que la primera estudia todos los fenómenos en general, la segunda se ocupa únicamente del fenómeno criminalidad, en uno de sus tantos aspectos que es la relación que existe entre el autor del delito como sujeto activo con la sociedad, estudiando el acto delictuoso como un acto puramente objetivo; las condiciones que motiven el hecho y la manifestación de la voluntad, corresponden a otra auxiliar de nuestro tema a tratar, la Psicología criminal; así como nos apoyamos en esta rama, lo hacemos también en la Antropología criminal, Etnografía, Psiquiatría y Neurología.

Ferri clasifica al delincuente desde el punto de vista de su constitución física, esto es, de sus funciones orgánicas y psíquicas, considera que el tipo de criminal nato es característico, que encuentra en el medio social las circunstancias favorables que hacen accionar su problema anormal para llegar a la comisión del delito; asegura que en el caso de delincuentes pasionales se caracterizan por su falta de dominio para evitar la realización del delito y que quien delinque, lo hace presa de una anormalidad ya adquirida o congénita.

Para Garófalo, también la criminalidad tiene su gestión en el ambiente social, por lo que toda misión represiva del delito debe tener en cuenta que la criminalidad es un fenómeno social; buscar causas que originen el delito es la misión de la Criminología, síntesis de la ciencia del delincuente y de la ciencia de la sociedad con relación al delito.

La criminalidad entendida como infracción de la ley penal, se nos muestra como un fenómeno natural, en el sentido de ser el fruto de la vida en sociedad, pues podríamos pensar que el hombre en un estado de aislamiento absoluto, no podría llegar a ser criminal, pues en estas condiciones gozaría de derechos absolutos sin deberes correlativos, por lo tanto su conducta no podría ser considerada ni social ni antisocial. ¿O podríamos considerar que el peor de los delincuentes podría llegar a cometer un asesinato estando en el mas completo aislamiento?, Seguramente que no, pues para que exista el delito es necesaria la presencia de un agresor y una víctima; en conclusión es innegable que el crimen social en su origen se torna antisocial en sus consecuencias.

En la criminalidad podemos observar un verdadero conflicto de voluntades, por un lado la voluntad perversa del hombre delincuente siempre dispuesto a atentar contra la vida, honra y bienes de sus conciudadanos, y del otro lado, la voluntad de la colectividad, siempre alerta a defender el bien jurídico tutelado de todos los elementos que la constituyen.

La infracción es, pues, el producto de dos factores, individuo y sociedad, cada uno de estos factores tiene una acción propia y caracterizada en la evolución y producción del fenómeno sociológico y criminal.

Los estudios de la delincuencia y el crimen, creo que se deben centrar en sus orígenes psicológicos y ambientales, en el conflicto entre padres e hijos, las modernas condiciones de la vida familiar y la falta de relaciones primarias; la delincuencia es o puede ser un síntoma de impotencia económica y política de los jóvenes en una cultura que desprecia la inepcia y concede una gran importancia a los títulos educacionales.

El ideal rehabilitativo, debe hacerse para investigar los orígenes del comportamiento criminal y delincuente dentro de individuos o medio ambiente determinado y no en los organismos oficiales constituidos del derecho penal sino en el desarrollo de la personalidad y la socialización que conduce al crimen.

Bentham afirma que todo castigo es malo, pues es un daño, y que en caso de ser admitido solo se debería hacer para excluir un mal mayor y como un medio para asegurar la tranquilidad de la mayoría, coincido con él, pues en mi opinión el “criminal por naturaleza” se debe excluir de nuestro lenguaje pues considero que una educación debida podría contrarrestar las imposiciones de una vida familiar deficiente, de un medio ambiente corrupto y promiscuo, de hacinamiento y pobreza, adicciones al alcohol o drogas con la consecuente pérdida de valores tanto morales como religiosos y sociales, en resumen, considero que con la implementación de programas escolares de psicología infantil desde la escuela primaria, tendientes a detectar los problemas que pudieran presentar los menores en sus casas observando sus actitudes de comportamiento en el aula escolar, su precocidad, sus tendencias, etc., se podría evitar el que estas niños se convirtieran en futuros delincuentes tan en boga en la actualidad para mala fortuna de nuestra sociedad, en donde probablemente ésta tenga una gran parte de culpa por ser tan insensible a un problema tan grave como lo es atención y prevención de la delincuencia.

7. Bibliografía

Derecho Penal Mexicano, Raúl Carranca y Trujillo, Porrua México, 1982.

“Sociología Criminal” Tomo I, Siglo XXI, 1977.

“La Criminología”, Rodríguez Manzanera, Porrua, México, 1979.

“La Familia Según el Derecho Natural”, Herder, Barcelona, 1967.

“Los Delitos Contra La Familia”, Montecorvo, 1973.

“Endocrinologia y Criminalidad”, Capitulo I, Leopoldo Baeza y Aceves

“Derecho Penal Mexicano”, Tomo III, Gonzalo De La Vega, Porrua, 1974.
*